Hace apenas un mes, el Consejo de Ministros, siguiendo las recomendaciones de la Comisión para la Reforma de la Administración (CORA), acordó la creación de la Dirección de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de la Administración General del Estado. Con esta decisión, nuestro país se equiparaba, al menos formalmente, a otros países de nuestro entorno inmediato, y rompía con la anomalía de carecer dentro de la Administración de un Chief Information Officer (CIO), máximo responsable de las Tecnologías de la Información, reconocido formalmente como tal. Sería pretencioso decir que ASTIC ha sido la máxima artífice de la creación de esta figura, pero sí cabe recordar que ASTIC apostó por introducir su creación en la agenda política del Gobierno cuando no estaba presente en los borradores sometidos a consulta pública ni de la Agenda Digital para España ni del Plan Mejora.
La decisión del Gobierno es, sin embargo, sólo el primer paso en el camino de una reforma de la gestión de las tecnologías de la información de la Administración del Estado. Un análisis detallado de las competencias que se asignan al nuevo alto cargo en el Real Decreto 695/2013, de 20 de septiembre, que desarrolla y modifica la estructura del Ministerio de Presidencia, puede levantar dudas sobre el alcance de las mismas, solo parcialmente resueltas por el hecho de su dependencia directa de la Vicepresidencia de Gobierno y el rango de Subsecretario que se le otorga.
Desde ASTIC no ocultamos que ésta no es completamente la reforma que proponíamos dentro de nuestro documento “Una Administración del Estado para la Sociedad de la Información”. Sin embargo, debemos felicitarnos por los pasos dados hasta ahora por el Gobierno, y confiar en que la lógica de la razón acerque la realidad final a lo que en su día proponíamos. Hubiera sido también deseable una mayor transparencia y participación de todos los actores implicados en el diseño de la reforma, de la que conocemos sólo algunos detalles de su plan de acción esbozados en las propuestas de CORA. Es deseable que estas carencias se resuelvan en la implementación de la reforma, no sólo en el ámbito de las Tecnologías de la Información, ya que, de lo contrario, si se ignora a las personas en los procesos de cambio, es de esperar que ellas ignoren el proceso de cambio. Esta exigencia de transparencia y participación la seguiremos manteniendo ante el excelente profesional y compañero que ha sido seleccionado para dirigir el proceso de reforma, Domingo Molina.
La transcendencia social de la reforma de la gestión de la tecnología de la información en la Administración ha sido, quizás, insuficientemente explicada a la ciudadanía. Desde ASTIC, hemos tratado de abrir este debate, y hacerlo saltar a los medios generalistas. Nos encaminamos hacia organizaciones digitales, y la Administración ha de liderar ese cambio. Es por ello importante que en la reforma que ahora comienza se haya hecho una valoración positiva del colectivo de funcionarios profesionales de las tecnologías de la información que ASTIC representa. Una valoración que queda reflejada en el Boletín Oficial del Estado sentenciando que “las unidades TIC de la Administración General del Estado han demostrado sobradamente su capacidad para atender una demanda creciente de servicios y unas exigencias elevadas, a un nivel equivalente o superior a la media de la Unión Europea”. Esta frase no es una colección de palabras huecas. El mismo Real Decreto 695/2013 refleja este reconocimiento indicando la conveniencia de huir de excesos centralizadores y mantener las unidades tecnológicas sectoriales de Ministerios y organismos públicos. Somos esos mismos profesionales, integrados en ASTIC, los que sabemos, podemos y queremos seguir contribuyendo al proceso de reforma.