Reforma y transformación han sido dos palabras ampliamente repetidas en esta legislatura. Se las ha aplicado tanto en el contexto de la Administración en su conjunto, como de manera particular en el campo de las Tecnologías de la Información, que tan de cerca nos atañe.
En las últimas ediciones de BOLETIC nos hemos referido a ellas en múltiples ocasiones haciendo análisis de todo tipo y compartiendo visiones de numerosos expertos, principalmente en la Administración General del Estado. Desde el pasado BOLETIC contamos con la participación de un representante autonómico iniciándose así un ciclo de artículos en los que diferentes dirigentes autonómicos encargados de hacer extensivo el uso de las TIC en sus ámbitos de competencia nos proporcionan su punto de vista sobre la reforma y transformación que ellos también están experimentando.
De esta manera, la Administración en su conjunto continúa un proceso que hace años inició la empresa privada, en un esfuerzo continuo de renovación explotando al máximo todas las posibilidades de la tecnología. La deslocalización, la eficiencia en los procesos, las nuevas formas de ofrecer servicios han sido posibles gracias a un uso intensivo y prioritario de la tecnología.
Esta legislatura llega a su fin, pero el proceso de renovación de la Administración ya ha comenzado y es difícil que pueda parar. Las TIC aparecen contempladas en todas aquellas normas en las que se regulan los procedimientos, se avanza hacia una estructura descentralizada pero con un eje vertebrador que antes no existía. Se observan cambios. Pero aún no lo suficientes.
¿Y qué pasa con los Cuerpos TIC? En el último ASTICNET, cuyas charlas podremos leer en el Monográfico del presente número, se repetía el siguiente mensaje: “los cuerpo TIC han de liderar el proceso de cambio”. Este es el gran reto que tenemos los TIC, y hacia el que debemos dirigirnos. No sólo en la Administración General del Estado, sino también en la Administración Autonómica, donde los grandes cambios pueden suceder en los próximos años.